Cuando nos presentamos al mundo, hace más de una década –por entonces, como Litwak & Partners–, lo hicimos enmarcándonos como una firma boutique. Muchos nos preguntaron entonces, y nos siguen preguntando ahora, a qué nos referimos con eso. Y la explicación es simple: aunque crecimos muchísimo en estos años, aunque abrimos oficinas en varios países, no somos ni queremos ser un estudio gigante que abarca innumerable cantidad de asuntos y que tiene cientos o miles de clientes.
Esa decisión nos permite no solo conocer bien a los clientes, sino también tomarnos el tiempo necesario para elegir, juntos, las mejores alternativas. Por eso, cuando nos contactan pensando en estructurar los patrimonios personales o familiares, tenemos la obligación de sentarnos a hablar y a escucharlos: los objetivos de cada persona, de cada familia, no pueden ser idénticos. Nunca lo son. Y eso lo tenemos claro.
Hay quienes vienen con objetivos sucesorios, para elegir el mejor camino para su familia. Hay otros que buscan seguridad jurídica o privacidad. También están los que necesitan resolver cuestiones familiares (como familias ensambladas, enfermedades, incapacidades, peleas). Y los que apuntan a suavizar los aportes fiscales.
Esos son algunos de los objetivos. Y en esos objetivos nos basamos para asesorar: escuchando, conociendo a nuestros clientes. Eso es parte de una firma boutique. Eso es Untitled.