La planificación patrimonial, decimos siempre, es para todos. O al menos para tenerla en cuenta. Para analizar la situación particular de cada persona, de cada familia o empresa familiar, y luego tomar las decisiones necesarias. Sin embargo, hay un hecho que requiere una atención particular: residir en países con inestabilidad política.

La inestabilidad política conlleva otros inconvenientes. Para empezar, es prácticamente un hecho que en países inestables políticamente también hay (o habrá pronto) inseguridad jurídica, y eso no permite tener certezas, tranquilidad, que es lo que toda persona busca para el presente y, sobre todo, para el futuro.

Por eso, en este envío nos centramos en esta condición –la inestabilidad política– para explicar otras problemáticas que suelen acompañarla.

  • Inestabilidad económica: un país inestable políticamente e inseguro jurídicamente rara vez puede tener una economía tranquila. Las fluctuaciones económicas pueden afectar el valor de los activos y la seguridad financiera. La planificación patrimonial brinda protección ante estos riesgos y asegura que los bienes y recursos estén bien administrados, independientemente de las condiciones externas.
  • Legislación y normativa cambiantes: con inestabilidad política, los gobiernos no siempre llegan a término o modifican sus rumbos para tratar de no perder el poder. En ese vaivén, las normativas pueden ser modificadas una y otra vez, y la inseguridad jurídica se vuelve un hecho. A esto se le suma que en general las leyes relacionadas con herencias, impuestos y propiedad –que son las que tenemos en cuenta para estructurar los patrimonios– pueden ser complejas y variar con el tiempo. La falta de claridad en estas normativas puede generar conflictos familiares y problemas legales. Una planificación patrimonial adecuada –esto es, pensada específicamente para la persona o familia en cuestión– garantiza el cumplimiento de las leyes y minimiza los riesgos de disputas.
  • Crisis familiares: es un hecho que en tiempos de crisis políticas y económicas, las crisis se trasladan al seno familiar. En estos contextos, muchas familias enfrentan conflictos relacionados con la sucesión de bienes. La planificación patrimonial ayuda a establecer directrices claras para la distribución de los activos, protegiendo y asegurando el futuro de las empresas familiares. Esto reduce la probabilidad de conflictos y garantiza que los deseos del titular sean respetados incluso durante momentos complejos.

Desde ya, cada país tiene sus particularidades, sus leyes y también su historia, que provocan mayor o menor desconfianza en las instituciones que protegen o deberían proteger la propiedad individual.

Desde UNTITLED recomendamos asesorarse en cada caso, independientemente de la jurisdicción de residencia.Denunciar este artículo